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30 enero 2009

Cidtec: un modelo a emular

Cidtec: un modelo a emular
29/01/2009

La tradición profesionalizante con la que se ha sostenido la universidad está llamada a reinventarse. Producir conocimiento se ha convertido en parte de la razón de ser de la existencia de la institución universitaria y la investigación es el medio para realizarlo. Investigar ya no es función exclusiva de los laboratorios o grupos de investigación, Investigar es recuperar la capacidad de cuestionamiento, crítica y construcción de conocimiento en el aula de clase, en la biblioteca, en el seminario, en el trabajo y en el permanente contacto con la sociedad y sus realidades.

La investigación en la universidad colombiana ha estado ajena a los procesos de formación superior. Los grupos de investigación universitarios están desvinculados de los procesos de enseñanza-aprendizaje de las propias universidades donde están ubicados. Es notoria la ausencia de políticas institucionales de investigación que den sentido y horizonte tanto a ésta, como a su articulación con las funciones de docencia y extensión. También es débil la disposición infraestructural y administrativa de las instituciones de enseñanza superior para propiciar un ambiente favorable a la investigación, además de otro tipo de dificultades especialmente en lo que toca a su financiación.

Es precisamente en ese panorama poco fértil para la investigación –todavía más crítico a nivel regional y local- que esfuerzos como los que realiza el Centro de Investigaciones y Desarrollo Tecnológico del Carbón (CIDTEC) de la Universidad Popular del Cesar, son dignos de destacarse y de emularse. Trabajando sus investigadores con las uñas, con mucha incertidumbre -porque al final de cada período académico quedan sin ningún vínculo laboral- hoy pueden presentar como balance, productos de investigación avalados por el ente rector de la ciencia y la tecnología, Colciencias, por las empresas carboníferas y por pares nacionales como la Universidad Nacional, sede Medellín, la Universidad de Antioquia y la misma Universidad de los Andes.

Cinco de sus grupos adscritos están reconocidos por Colciencias; son responsables de la ejecución de 8 convenios de cooperación institucional que en total rebasan los 1000 millones de pesos, entre los cuales por su trascendencia y pertinencia regional resaltan la “Evaluación de carbones meteorizados en el Cerrejón para su aprovechamiento como materia prima en la producción de enmiendas orgánicas” y la “Evaluación de la adsorción de endosulfán en solución acuosa por medio de carbones activados” con la empresa Carboandes.

Cuatro de sus ingenieros realizan programas de doctorado en prestigiosas universidades de Medellín, con trabajos de investigación que tienen que ver con la solución de problemáticas regionales de diversa índole; diez de sus ingenieros recién egresados –upecistas todos- fueron seleccionados como jóvenes investigadores por Colciencias y concretan en los laboratorios de la Universidad de Antioquia sus propuestas de investigación; gente suya trabaja multidisciplinariamente en cinco proyectos de investigación financiados por convocatoria interna de la UPC por un valor cercano a los 100 millones de pesos, y como si todo lo anterior fuera poco, los resultados de sus investigaciones han sido admitidos para publicación y ponencia en revistas y eventos científicos de carácter nacional e internacional.

Lo más interesante del Cidtec es que se constituye en un caso ejemplarizante de que la actividad investigativa implica fundamentalmente una voluntad de saber y aportar, una actitud de vida, plantearse la realidad de una manera no usual y que el investigador, si bien trabaja por un interés académico particular, su actuación debe estar inspirada en principios ético-políticos consecuentes con los fundamentos de la vida ciudadana, pluralista, democrática y con una clara responsabilidad social frente a su quehacer y sus resultados.

raubermar@yahoo.com

Raúl Bermúdez Márquez

El Cesar, primer departamento de la Costa en implantar campaña contra el neumococo

Los arhuacos fueron los primeros


La pequeña arhuaca de tres meses, Sarelly Amaya, fue la primera en recibir la vacuna de inmunización contra el neumococo.
Ayer, el Cesar se convirtió en el primer departamento de la Costa Caribe en implantar la campaña de inmunización contra el neumococo, según confirmó el Secretario de Salud Departamental, quien dijo además es el segundo en todo el país, después de Santander.

Aunque la campaña inició con la población indígena, la meta es extenderla a toda la población infantil del Cesar, unos 19 mil menores de tres años expuestos a la meningitis y la neumonía, enfermedades que menguan la salud de los niños y que tienen una alta incidencia en ésta zona del país.

Según el Gobernador, el índice de mortalidad infantil antes de cumplir el primer año el 15,8 por mil de los nacidos vivos, indicador que se proyecta bajar ostensiblemente al finalizar su administración.

La inversión para esta campaña es de 2 mil 800 millones de pesos, de los cuales en la actual vigencia invertirá 700 millones. La vacuna Prevenir fue adquirida al laboratorio Wyeth, el cual acompañará el proceso a la vez que colaborará en la obtención del diagnóstico para evaluar al final el impacto de la campaña.

La primera menor que recibió la vacuna fue la niña indígena arhuaca de tres meses, Sarelly Amaya, quien ya está inmune contra la meningitis, como se espera que estén unos 2 mil 470 niños indígenas menores de tres años de las etnias Arhuaca, Kankuama, Kogui, Wiwa y Yukpa. La menor es hija de Karen Mejía y William Amaya, residentes en Sabana Crespo, jurisdicción de Valledupar, sobre la Sierra Nevada.

La campaña de vacunación fue lanzada protocolariamente la mañana de ayer, en el tercer pisos de la Biblioteca Departamental, en un acto que presidió el Gobernador con presencia del secretario de Salud, Efraín Hernando Cabello; del gerente de mercadeo para Colombia del laboratorio Wyeth, Carlos Reyes; de la Jefa del Plan Ampliado de Inmunización (PAI), Trinidad Pacheco y el secretario de la Confederación Indígena, Jeremías Torres.

Igualmente asistieron Secretarios de Salud de algunos municipios del Cesar, miembros de los equipos de vacunación y demás funcionarios de la Secretaría de Salud Departamental.

24 enero 2009

La región como alternativa de recuperación de las riquezas territoriales


08/01/2009

“Un Estado en el que coexisten la libertad y la esclavitud no puede perdurar”. Abraham Lincoln

La Constitución Nacional coloca a la región como un posible instrumento de organización estatal, apoyado en realidades geográficas o sociológicas. Pero su valor jurídico dependerá de la voluntad del órgano constituyente, por tanto, es de la interpretación constitucional de donde se desprenderá el significado que la región tiene en Colombia, para efectos de convertirla en una entidad territorial nueva, al lado de las entidades tradicionales como los departamentos y municipios (art. 286 C. N.).

Las regiones son entidades territoriales perpetuas, tienen base geográfica y fundamento geopolítico, científicamente se puede demostrar su existencia, delimitarlas y mostrarlas sobre un mapa.

La composición geográfica de Colombia denota indiscutiblemente que es un país de naturaleza regional, pues la diversidad de su cultura a nivel interno y los rasgos característicos y específicos que contienen cada una de las regiones, confirman su potencial en materia de riquezas territoriales.

Sin embargo, la gobernabilidad de las entidades territoriales en Colombia no ha podido ser defendida a cabalidad. La obtención de recursos para realizar actividades está sometida a lo que se apruebe en el presupuesto de la Nación. Además, sólo pueden usarse los recursos en la forma ordenada por la ley y por los mandatos de la autoridad central. Finalmente, la labor de los gobiernos departamentales y municipales se ve limitada por los planes nacionales.

En Colombia, las gestiones de las autoridades locales están supeditadas a la imperiosa necesidad de visitar frecuentemente al gobierno central para la aprobación de sus recursos, haciendo que su valioso tiempo sea más utilizado en los viajes realizados a la Capital que a la atención prioritaria de los ciudadanos, es decir su administración está condicionada a las presiones económicas externas e internas de los gobiernos de turno, y viven en la ilusión permanente de recibir la ayuda del presupuesto para solucionar todos sus problemas locales.

Actualmente, el modelo unitario busca profundizar la descentralización administrativa pero no reconoce políticamente el valor de las regiones en razón a que la ley de ordenamiento territorial nace de un capricho centralista que produce imperiosamente una autonomía relativa y aparente en las entidades territoriales.

Se deben buscar fórmulas de flexibilización que le concedan a las regiones un status político que les permita recuperar sus riquezas territoriales y establecer una reformulación en las instituciones mismas del Estado, que beneficien estratégicamente su funcionamiento.

Para que los aspectos positivos de las regiones se conviertan en oportunidades reales, es fundamental que la región alcance estándares internacionales no solo en infraestructura sino en desarrollo humano, y en aquellos valores mundiales vigentes, como la democracia, el respeto a los derechos humanos, la equidad social y la transparencia en el manejo de los recursos públicos. Y es allí donde empiezan los retos verdaderos que construyen mayor autonomía.

Se deben establecer fórmulas políticas y administrativas que permitan un acercamiento real y armónico entre las autoridades centrales y las autoridades locales, permitiendo una mejor gobernabilidad en las instituciones legítimas y democráticas de Colombia.

Jairofonsar11@hotmail.com

Jairo Arturo Fontalvo Sarmiento

Minería en el Cesar: ¿la estocada final?


22/01/2009

Primero fue la fiebre algodonera. Demuestran investigaciones de Tomás Darío Gutiérrez, que a partir de los años cincuenta comenzó la hecatombe ambiental en el Cesar. En esa horrible noche, “se devastaron cerca de 150 mil hectáreas de bosques secos y selva húmeda tropical…El desastre fue total…El manejo de agroquímicos llegó a tal extremo que se utilizaron por mas de tres décadas, unas mil quinientas toneladas de pesticidas por año, lo suficiente para que hoy el Valle de Upar sea considerado el segundo desierto después de el de La Guajira, luego de ser el segundo valle más fértil después del Valle del Cauca”.

Luego vinieron los cultivos ilícitos, la marihuana, la coca y la amapola. La Sierra Nevada y la Serranía del Perijá, santuarios de diversidad de especies de flora y fauna, y principales fuentes abastecedoras de recursos hídricos de los departamentos del Cesar, La Guajira y el Magdalena, fueron víctimas inermes de la insaciable voracidad del narcotráfico. Sus cumbres, laderas y estribaciones se convirtieron en un terrible escenario de tala y deforestación indiscriminada. En las últimas dos décadas, otra amenaza se cierne sobre nuestro frágil sistema ecológico: la gran minería del carbón a cielo abierto que dentro de dos años abarcará una extensión territorial en el centro del Cesar, de mas de cien mil hectáreas y extraerá alrededor de 80 millones de toneladas de carbón por año. Precisamente, en la zona del Cesar donde el monocultivo del algodón tuvo menor influencia, esta nueva actividad, también puede dejar su impronta destructiva sobre el entorno.

La minería a cielo abierto tiene un impacto ambiental mucho mayor que la subterránea, dado que aumenta la producción de residuos (por cada tonelada de carbón extraído se retira un promedio de seis toneladas de estériles), altera la capa superficial natural, provocando un paisaje inerte; afecta los acuíferos y los cursos de agua próximos, poniendo en peligro la fauna y flora del lugar; arrastra partículas que contaminan y acidifican el agua destinada a la agricultura, erosiona y esteriliza las superficies de cultivo.

La proximidad de las minas a los núcleos de población produce también de manera indirecta problemas al medio ambiente, pues las excavaciones que ya carecen de cubierta vegetal, se convierten en vertederos urbanos. Además de su impacto ambiental, los problemas para la salud humana se incrementan: los gases, polvo en suspensión, ruidos y vibraciones de la maquinaria y explosiones pueden afectar a los habitantes próximos a estas minas, en forma de enfermedades respiratorias o del sistema nervioso. Hace poco, la empresa Drummond recibió la licencia ambiental del Ministerio del ramo para iniciar explotación en la zona de El Descanso; al respecto, escribe Tomás Darío, “este lugar fue el nicho de especies animales tan valiosas como el caimán, tortugas de río, la danta, el paujil de pico azul, la pava congona, el jaguar, el zaíno, el manao, el mono araña, el bocachico y muchos mas, fuera de centenares de especies florísticas de las cuales, estamos seguros, perecieron muchas antes de ser descubiertas por la ciencia”. La pregunta obvia a formularse es inquietante en extremo: ¿Constituye esa licencia, el acta de defunción anticipada para la fauna y flora que se ha salvado de la debacle? Ojalá no sea así.

Inquietudes parecidas surgen a propósito de la nueva licencia que la empresa Prodeco solicita para la desviación del río Calenturitas, receptor de los ríos Maracas y Tocuy. ¿Qué pasará con el sistema hídrico de la región, con los humedales y aguas subterráneas de su zona de influencia?, ¿cómo se afectan el río Cesar y el complejo cenagoso de Zapatosa?, ¿qué implicaciones tendrá sobre la flora y la fauna nativa? Son consideraciones que imprimen una vigencia inusitada a la iniciativa del gobierno Departamental de convocar una audiencia pública el próximo 30 de enero, donde empresa, gobierno, academia y comunidad expresen su punto de vista, porque la gran verdad es que la liquidación de unas “regalías” y la generación de empleo a cualquier precio no pueden ser los espejismos que nos conduzcan a legarle a las nuevas generaciones, el desierto del Cesar.

raubermar@yahoo.com

Raúl Bermúdez Márquez

El Cesar y Valledupar: ¿Hacia dónde vamos? En el aniversario del departamento.



Por Nicola Stornelli Jr. (*)

El pasado miércoles 10 de diciembre fue presentado el Indicador Global de Competitividad 2008, realizado por el Observatorio del Caribe Colombiano y la Cámara de Comercio de Cartagena y financiado por el Grupo Bancolombia, en Cartagena. Es un enjundioso estudio y el nombre de los autores y del patrocinador son prenda de seriedad académica y transparencia en las cifras presentadas.

Los resultados son desalentadores para el Caribe. Con decir que Barranquilla ya fue desplazada por Bucaramanga y por Manizales es suficiente preocupación. En el resultado global, la otrora Puerta de Oro de Colombia ya es superada por las ciudades mencionadas. A Barranquilla y a Cartagena las salva su condición de ciudades portuarias que les da un nivel de internacionalización superior; a Cartagena la ayuda, obviamente, su calidad de Patrimonio Mundial de la Humanidad y ser un reconocido destino turístico a nivel mundial, pese a los miles de problemas de Colombia.

Algunos se preguntarán el por qué de nuestro titulo si el estudio habla es de ciudades. Si bien es cierto que en ninguna parte hablan de los departamentos, no es menos cierto que es una verdad sabida la preponderancia de los centros urbanos en la Colombia de hoy; para la muestra un botón, Valledupar concentra no menos del 40% de la población del Cesar. La competitividad de las ciudades es un reflejo de la situación de los departamentos y de las regiones. Algo que queda claro al ver el rezago del Caribe.

¿Pueden Valledupar, y el Cesar, que quedó en los últimos renglones del mencionado estudio, seguir viviendo de las ilusiones de las regalías del carbón? A Valledupar ni siquiera le llegan las famosas regalías y las empresas mineras, con asiento en el departamento, se dan el lujo de tener sus oficinas principales en Bogotá o en Barranquilla. La ciudad se ha convertido en el dormitorio de obreros y trabajadores de servicios generales de esas empresas; los ejecutivos nos llegan aquí es de tránsito y nada más.

¿Puede una ciudad transformarse sin haber descubierto su verdadera vocación o sin un propósito renovador o una búsqueda de nuevos horizontes? Hace algunos atrás hablábamos desde el Concejo Municipal de Valledupar de la necesidad de impulsar el Cluster de la Ganadería y apoyamos con entusiasmo la iniciativa del Cluster de la Música Vallenata; es increíble que alrededor de la ciudad haya una de las regiones ganaderas más importantes del país y que, con la excepción de Coolesar, Klarens y Lácteos Primavera, no se haya creado en tantos años de existencia del Cesar otra empresa de transformación de dicho sector. Ese es el fiel reflejo de nuestro atraso. Una economía primaria con ganadería y agricultura extensiva con inmensos latifundios y miles de campesinos desplazados por la violencia que huyen a los centros urbanos (Valledupar, Aguachica, Codazzi y Bosconia) a vivir del rebusque y del mototaxismo y a engrosar las estadísticas de miseria y pobreza de nuestra región.

Y por otro lado, la ciudad es el epicentro de la producción discográfica de la música vallenata y hoy hay más de tres estudios de grabación pero no hay una política clara que estimule a las grandes casas disqueras a “apropiarse” de la ciudad. No hemos dado aun para explotar turísticamente la tan “cacareada” Ruta de Escalona, nuestra gloria viviente.

La mayoría de los artistas, que integran los grupos vallenatos reconocidos a nivel nacional, viven en la ciudad y algunos, de los más viejos, hoy sobreviven manejando taxi o de la conmiseración de sus familiares. Tampoco hay una claridad sobre el valor de dichos personajes. Valor turístico o histórico. ¿Sabemos cuántos turistas quieren conocer a Leandro Díaz o a al “Pella” Zuleta que hizo famosos solos de caja con el primigenio Binomio de Oro?

Barranquilla, Cartagena y Santa Marta tienen clara su vocación. Y nosotros, ¿para dónde vamos? La buena noticia es el manejo equilibrado de las finanzas públicas de la actual administración municipal en contraste con el alcalde anterior que despilfarró, olímpicamente, los $17.000 millones de utilidades que generó la liquidación de TELEUPAR. No hay en la historia de la ciudad una empresa que haya generado tantas utilidades y todavía no se le ha hecho el juicio a Ciro Pupo Castro por semejante latrocinio.

La otra buena noticia es la química que hay entre el Gobernador y el Alcalde de Valledupar. El Gobernador ha entendido que la capital es el Cesar; aquí está la mayor parte de la población del departamento y aquí está el centro de poder de la región.

La noticia preocupante es el déficit que heredó Carvajal de Ciro Pupo y la indecisión del Gobernador para el arranque de algunas obras en la ciudad. Hágale, Gobernador, que si contribuye con la transformación de la ciudad, en la que está empeñado ‘Ava’ Carvajal, usted también será beneficiado de la imagen y de la popularidad que ello entrañará.

Pero, por otro lado, necesitamos definir qué queremos ser. ¿Seguir siendo el nodo de servicios y comercio del sur de La Guajira y del norte y centro del Cesar? ¿Alguna vez hemos pensado en facilitarle la vida a la inmensa cantidad de compradores que vienen a nuestro comercio desde tantos municipios cercanos? ¿Qué sería de nuestra ciudad sin esos clientes? Hagamos un estudio serio y veamos que, mucho más allá de la entelequia de un área metropolitana (que sólo aplica para Valledupar, La Paz y San Diego), la ciudad es el epicentro de las regiones mencionadas y jamás hemos visto esa realidad con ojos empresariales.

‘Ava’ Carvajal es hijo de comerciantes y debería revisar eso con ojo de lupa. Otro concepto al que hay que trabajarle es al de Ciudad Educadora; desde la U.P.C. hemos visto cuán grande es el número de estudiantes, de toda el área mencionada, que llegan a la ciudad. La ciudad debe estimular el regreso de profesionales nativos y atraer a los de otras regiones para mejorar los indicadores de calidad de nuestra universidad; en esto es muy importante el apoyo de la Gobernación. El presupuesto de nuestra alma máter es exiguo y yo no da para más.

Y ahí está el proyecto del Puerto Digital de Valledupar, con un claro reconocimiento a nivel nacional y con estudio de factibilidad hecho por CINTEL, el centro de investigaciones más respetado en Colombia y en toda el área andina en el tema de telecomunicaciones. ¿Por qué tenerle miedo a dicho proyecto cuando ya se cuenta con el apoyo de Telefónica de Colombia para impulsarlo? El solo hecho de contar con un call center que genere 300 empleos directos de entrada va a generar profundos cambios en nuestra ciudad.

No nos digamos mentiras. La ciudad necesita, urgente, una alternativa de desarrollo que nos saque del marasmo en el que estamos.

En la muerte de Don Jorge Dangond Daza, pionero de varias actividades en nuestra región, igual que su hijo José Jorge, el mejor homenaje que podemos hacerle es, precisamente, ser aventureros y ‘embarcarnos’ en el Puerto Digital antes que Barranquilla reviva su proyecto, enterrado por muchos años, del Parque Tecnológico del Caribe.

(*) Gerente de Cesar Digital y Asesor del Consejo Rectoral del SUE Caribe.

stornelli@unicesar.edu.co

A la Gobernación Gremios y ecologistas asesoran en elaboración de ponencia sobre desvío del Calenturitas



*La polémica por la modificación del cauce del río Calenturitas sigue creciendo con el paso de los días. Voces a favor y en contra se escuchan en el Cesar. 

Para la audiencia pública ambiental que se realizará el próximo viernes 30 de enero, la Gobernación del Cesar a través de la Secretaría de Minas está convocando a los gremios y ecologistas del departamento, para que con el conocimiento que los mismos poseen, se puede estructurar coherentemente una ponencia en la que la Institución exponga su punto de vista ante la empresa Prodeco y el Ministerio del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Rural, entidad que finalmente decidirá si otorga o no licencia ambiental al proyecto de desviación del río Calenturitas.

La secretaria del ramo, Margarita Córdoba Calderón, dijo que ésta no será una audiencia de debate, sino que allí se recibirán las opiniones de los diferentes actores que se inscriban antes del 26 de enero, plazo máximo para ello. Por derecho propio podrán intervenir la Gobernación del Cesar, los alcaldes de los municipios involucrados en el proyecto (Becerril, La Jagua de Ibirico y El Paso), Corpocesar, entre otras entidades del Estado.

Así mismo, Córdoba Calderón recordó que los representantes de los gremios que quieran intervenir, deben inscribirse antes de la fecha citada en las personerías municipales de Becerril, El Paso y La Jagua de Ibirico, la Secretaría General de Corpocesar, el Ministerio del Medio Ambiente, o la Secretaría de Minas de la Gobernación del Cesar.

La audiencia, que tendrá lugar en el colegio “Angela María Torres” del municipio de Becerril, se deberá realizar en orden y las intervenciones tendrán un tiempo determinado.

Implicaciones ambientales del proyecto Calenturitas

Si bien la empresa minera Prodeco ha elaborado un completo Plan de Manejo Ambiental en relación con la desviación del cauce del río Calenturitas, los gremios y demás conocedores del Cesar no se convencen con ello.

De acuerdo con Tony Muñoz Pallares, coordinador de Medio Ambiente de la Gobernación del Cesar, “esa vegetación que está haciendo parte de la ribera del río Calenturitas va a desaparecer porque va a ser objeto de explotación de la actividad minera, y la desviación hacia otros sectores de sabana, por ejemplo, no va a tener las mismas condiciones naturales que tenía inicialmente el cauce sin haber sido modificado. La misma fauna que existe en la región se va a ver desplazada hacia otros sectores porque obviamente no va a haber ese corredor energético donde obtiene su alimento y hábitat. Las condiciones edáficas o de suelos también pueden modificarse; la cuenca tiene un drenaje por el que permite recarga de acuíferos y condiciones naturales que se han formado desde hace muchísimos años, se va a desviar por una parte por la que probablemente no se tengan las mismas condiciones estratográficas o geológicas, eso toca evaluarlo desde el punto visto científico”.

No obstante, Muñoz Pallares destacó como el mayor impacto ambiental “la modificación de la afectación de la fauna y la flora de la región, que de alguna manera le da protección a las cuencas hidrográficas para que los procesos de correntías sean minimizados en esa zona”.

El funcionario señaló que el río Calenturitas cobra importancia al mantener los niveles del valle del río Cesar, que en últimas mantiene los caudales de la Ciénaga de Zapatosa. “Donde afectemos estas corrientes naturales, obviamente se producirá un impacto directo en el complejo cenagoso de Zapatosa”, puntualizó.

Por último, el coordinador de Medio Ambiente manifestó, teniendo en cuenta que la desviación involucra el curso de los ríos Maracas, Tucuy y Sororia, que se encausan en el río Calenturitas, “habría que aplicar alternativas que le permitan a esas aguas prestar un servicio al desarrollo agropecuario de la región, e ir pensando en que se haga un trabajo integral entre todas las empresas que de alguna manera van a afectar a la cuenca del río Calenturitas”.

Preocupación gremial

Ayer se realizó una reunión entre los representantes de los diferentes gremios del Cesar, para apoyar a la Gobernación en la ponencia que realizará durante la audiencia pública ambiental. Durante la jornada, se oyeron voces como la de Hernán Araujo, gerente del Fondo Ganadero del Cesar, quien manifestó que “nosotros aspiramos como gremio a que por efectos de la explotación minera, que tiene un interés tanto para el Departamento como para la Nación fundamentalmente, si hay que modificarlo, se haga con el menor impacto negativo en la zona afectada del centro del Cesar”.

Araujo indicó que “cada vez que se modifica un río, muchas zonas como las agropecuarias desaparecen, también los acuíferos que permitían el desarrollo de otras actividades; va a afectar igualmente a las comunidades que están asentadas ahí, según los mismos estudios presentados por ellos. Si se va a afectar una zona, las empresas y el Gobierno Nacional deben transferir al Cesar una mayor cantidad de recursos a través de las compensaciones que se van a recibir por parte del sector minero para poder ampliar la capacidad productiva, por ejemplo, mejorando la capacidad de riego y productiva de las otras zonas del Cesar que no se van a afectar, para poder darle cabida a esa mano de obra no calificada que va a perder su sustento en esta zona afectada que puede absorber la otra zona y que pueda generar beneficios a la gente del departamento”.

Por su parte, Joaquín Tomás Ovalle, gerente de Aproagro, dijo que con la modificación del cauce del río van a salir de circulación aproximadamente 200 mil hectáreas de las más productivas del Cesar.

Así mismo, anunció que el próximo lunes se realizará una reunión entre los miembros de los gremios del Cesar, para empezar a tratar una propuesta muy seria de compensación al sector agropecuario, por los efectos que causará la explotación del carbón en esta zona del río Calenturitas. “Como compensación, se debe hacer una reforestación masiva en el Cesar, para eso necesitamos recursos importantes que permitan traer multinacionales que exploten la madera; tenemos que seguir hablando necesariamente del riego, de la tecnificación del campo”, expresó Ovalle.

Una voz a favor

El alcalde de La Jagua de Ibirico, Alfonso Palacio Niño, exteriorizó su visto bueno a este proyecto. Calificó como sanas y transparentes las medidas ambientales tomadas por la empresa Prodeco frente al nuevo proyecto minero.

Agregó que en la actualidad existen críticos del proyecto Calenturitas, quienes tiempo atrás fueron permisivos con otras empresas mineras. “Se conoce de empresas en La Jagua que han arrasado con los afluentes, y hasta el momento nadie se ha pronunciado al respecto, por lo que no entiendo la actitud de algunas personas de querer estigmatizar el proyecto Calenturitas”, dijo el burgomaestre.

Además, sostuvo que no se puede detener el desarrollo de la región y recomendó a Prodeco establecer y cumplir los mecanismos apropiados para mitigar los impactos generados por esta actividad en el campo ambiental, social y de salud, entre otros.

Presentan proyecto de inversión tecnológica de agricultura protegida



El presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez; el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Andrés Felipe Arias y la presidente de la Corporación Colombiana Internacional (CCI), Adriana Senior Mojica, visitaron ayer el proyecto de inversión de tecnología protegida de San Juan del Cesar, localizado en La Guajira.

Se trata de un invernadero de 5 mil 40 metros cuadrados, que cuenta con sofisticados controles climáticos y un sistema de control de alta tecnología biológica. La inversión que ha recibido este proyecto ha sido de 580 millones de pesos, en donde se establecerán cultivos de melón, albahaca, pimentón de colores y tomate.

El invernadero tiene como objeto realizar procesos de investigación en temas de agricultura protegida, teniendo en cuenta los factores técnicos y financieros del departamento. Sus principales beneficiarios son los productores de Asosanjuan y Asoranchería, que a su vez también son beneficiarios del “Proyecto Multipropósito Río Ranchería”.

De otra parte, está en marcha un Plan Agropecuario, iniciativa del Gobierno Nacional, el cual viene siendo ejecutado por la CCI  a través de acciones conjuntas con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y el Incoder.

Este plan tiene una cobertura de beneficiarios de  mil 19 productores que residen en el área de influencia de los distritos de riego, en los municipios de Fonseca, Distracción, San Juan del Cesar y Barrancas.

El Plan Agropecuario Río Ranchería tiene entre sus principales objetivos estratégicos, estudiar las condiciones de mercado, la capacitación y formación del recurso humano, la aplicación de nuevas tecnologías de producción y la puesta en marcha de un modelo productivo piloto.

EL plan cubre un área de 13 mil 465 hectáreas,  5 mil 71 hectáreas para la agricultura y 18 mil 536 hectáreas para la ganadería. 

Complementando su gestión en el departamento  de La Guajira, la CCI realizará  seguimiento al convenio firmado conjuntamente con Corpoguajira, que tiene como propósito desarrollar procesos productivos y socioempresariales para que posteriormente se inserten importantes recursos del programa Agro Ingreso Seguro.

Desde el año pasado, la CCI y Corpoguajira vienen trabajando en un proyecto piloto en el que se utilizarán 355 hectáreas para la siembra de páprika, melón y patilla, beneficiando a 60 agricultores.