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02 febrero 2008

Estrella vallenata brilla en Harvard

01/02/2008


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Sí. No se aterre señor lector, así como lo leyó, vallenata, del barrio Santo Domingo, en las estribaciones del Sicarare, cerca al barrio El Carmen, en plena carrera cuarta.

Su nombre es Betzy Cecilia Navarro Peña. Nació el cinco de octubre de 1965, en el hospital ‘Rosario Pumarejo de López’, fue recibida por el entonces ginecólogo de moda, doctor Hermes Pumarejo (el ‘Doctor Puma’, por cariño).

Betzy Cecilia es hija de Carlos Navarro y Clara Peña (Clarita), propietarios de la antigua panadería Santa Clara que funcionó muchos años en la carrera octava, frente donde Inesita Hinojosa. Hoy cambió de razón social, panadería La Especial, detrás del antiguo Ley. Nieta del primer y último sindicalista que han tenido los taxistas en Valledupar don Efraín Peña (me agacho), un hombre con un talento y un perrenque sobrenatural.

Betzy Cecilia se graduó de bachiller en el colegio Nacional Loperena, promoción de 1983, el día de la clausura se encontraba en cama, recién operada por lo cual el acto se realizó en su casa, por petición del profesorado, ya que sus notas eran las mejores de esa promoción, por lo tanto era merecedora de tal movilización. Primera vez en la historia del Loperena que ocurre este acontecimiento.

Luego se marchó para Cartagena en contra de la voluntad de sus padres, pues Betzy Cecilia a temprana edad padeció poliomielitis y preocupados pensaban en el desplazamiento de la joven a tierras extrañas, pero el sacrificio fue una especie de crisol en la vida de Betzy y allí fue la mejor en su facultad.

Luego se marchó para Venezuela, donde realiza una maestría en fisiología-biofísica, en el Instituto de Investigaciones Científicas de Venezuela (I.V.I.C.) donde volvió a batir las marcas y fue graduada con honores.

El centro de investigación pasó invitación formal al consulado y a la embajada de Colombia en Venezuela, pero no les importó conocer a la nueva científica colombiana que brillaba en otras tierras, y por no tener apellido de abolengo e influencias políticas, las sillas que fueron reservadas para los diplomáticos colombianos quedaron vacías, siendo en ese entonces cónsul de Colombia en Venezuela, nuestro coterráneo Jose Jorge Dangond Castro.

Sus conocimientos ya no eran secreto para el mundo (excepto Colombia) y la solicita Estados Unidos. Ella sin dudarlo vuela a la tierra del ‘Tío Sam’, donde no se amilana y muestra nuevamente su casta, allí realiza un Ph.D en biofísica que le otorga i.v.l.c y mayo graduot school, nuevamente clasifica como la mejor.

Ya el mundo científico ponía sus ojos en la promesa colombiana.

Las becas caían como lluvias del cielo, varios países interesados se las ofrecieron, entre otros la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, Venezuela; Fundación Mutis de España, Kaplan para la Investigación Cardiovascular Boston, Estados Unidos; Mayo Graduot School Rochester de Estados Unidos, entre otras. Hoy hace parte de un grupo selecto de investigadores de la universidad de Harvard.

Qué talento, qué inteligencia, qué sabiduría…me quedo corto ante tal proeza, pero Dios no te quita algo sin darte nada a cambio, de pronto le quitó un poco de fuerzas a sus piernas para poder caminar, pero le enseñó a correr con el conocimiento y con el alma. Un hombre puede realizar proezas asombrosas y abarcar un gran cúmulo de conocimientos y, no obstante, no comprenderse así mismo.

Pero el sufrimiento lleva al hombre a mirar en su interior. Si tiene éxito, entonces allí, dentro de él, estará el comienzo de su aprendizaje.

Lo imperdonable es que en Colombia y peor, en Valledupar, no se le ha dado el valor que se merece esta gran mujer. Los gobernantes pasados a la hora de brindar reconocimientos y méritos se les olvidó mirar para nuestro gallinero, y traían gallos y gallinas de patios ajenos para resaltar sus vidas y obras pero nunca se acordaron de Betzi Cecilia (a lo mejor ni la conocerían).

Señor Gobernador, señores diputados; señor Alcalde, señores concejales, tengamos en cuenta a esta gran mujer; mostrémosle al mundo que no todo es folklore, que Valledupar y el Cesar tiene algo más, traigámosla y que la misma Betzi Cecilia le hable a esta juventud que padece una calamidad social y que hoy atraviesa el Niágara en bicicleta. Que se enteren que en Harvard brilla una estrella vallenata.

José Gregorio Guerrero

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