Por Nicola Stornelli Jr. (*)
El pasado miércoles 10 de diciembre fue presentado el Indicador Global de Competitividad 2008, realizado por el Observatorio del Caribe Colombiano y la Cámara de Comercio de Cartagena y financiado por el Grupo Bancolombia, en Cartagena. Es un enjundioso estudio y el nombre de los autores y del patrocinador son prenda de seriedad académica y transparencia en las cifras presentadas.
El pasado miércoles 10 de diciembre fue presentado el Indicador Global de Competitividad 2008, realizado por el Observatorio del Caribe Colombiano y la Cámara de Comercio de Cartagena y financiado por el Grupo Bancolombia, en Cartagena. Es un enjundioso estudio y el nombre de los autores y del patrocinador son prenda de seriedad académica y transparencia en las cifras presentadas.
Los resultados son desalentadores para el Caribe. Con decir que Barranquilla ya fue desplazada por Bucaramanga y por Manizales es suficiente preocupación. En el resultado global, la otrora Puerta de Oro de Colombia ya es superada por las ciudades mencionadas. A Barranquilla y a Cartagena las salva su condición de ciudades portuarias que les da un nivel de internacionalización superior; a Cartagena la ayuda, obviamente, su calidad de Patrimonio Mundial de la Humanidad y ser un reconocido destino turístico a nivel mundial, pese a los miles de problemas de Colombia.
Algunos se preguntarán el por qué de nuestro titulo si el estudio habla es de ciudades. Si bien es cierto que en ninguna parte hablan de los departamentos, no es menos cierto que es una verdad sabida la preponderancia de los centros urbanos en la Colombia de hoy; para la muestra un botón, Valledupar concentra no menos del 40% de la población del Cesar. La competitividad de las ciudades es un reflejo de la situación de los departamentos y de las regiones. Algo que queda claro al ver el rezago del Caribe.
¿Pueden Valledupar, y el Cesar, que quedó en los últimos renglones del mencionado estudio, seguir viviendo de las ilusiones de las regalías del carbón? A Valledupar ni siquiera le llegan las famosas regalías y las empresas mineras, con asiento en el departamento, se dan el lujo de tener sus oficinas principales en Bogotá o en Barranquilla. La ciudad se ha convertido en el dormitorio de obreros y trabajadores de servicios generales de esas empresas; los ejecutivos nos llegan aquí es de tránsito y nada más.
¿Puede una ciudad transformarse sin haber descubierto su verdadera vocación o sin un propósito renovador o una búsqueda de nuevos horizontes? Hace algunos atrás hablábamos desde el Concejo Municipal de Valledupar de la necesidad de impulsar el Cluster de la Ganadería y apoyamos con entusiasmo la iniciativa del Cluster de la Música Vallenata; es increíble que alrededor de la ciudad haya una de las regiones ganaderas más importantes del país y que, con la excepción de Coolesar, Klarens y Lácteos Primavera, no se haya creado en tantos años de existencia del Cesar otra empresa de transformación de dicho sector. Ese es el fiel reflejo de nuestro atraso. Una economía primaria con ganadería y agricultura extensiva con inmensos latifundios y miles de campesinos desplazados por la violencia que huyen a los centros urbanos (Valledupar, Aguachica, Codazzi y Bosconia) a vivir del rebusque y del mototaxismo y a engrosar las estadísticas de miseria y pobreza de nuestra región.
Y por otro lado, la ciudad es el epicentro de la producción discográfica de la música vallenata y hoy hay más de tres estudios de grabación pero no hay una política clara que estimule a las grandes casas disqueras a “apropiarse” de la ciudad. No hemos dado aun para explotar turísticamente la tan “cacareada” Ruta de Escalona, nuestra gloria viviente.
La mayoría de los artistas, que integran los grupos vallenatos reconocidos a nivel nacional, viven en la ciudad y algunos, de los más viejos, hoy sobreviven manejando taxi o de la conmiseración de sus familiares. Tampoco hay una claridad sobre el valor de dichos personajes. Valor turístico o histórico. ¿Sabemos cuántos turistas quieren conocer a Leandro Díaz o a al “Pella” Zuleta que hizo famosos solos de caja con el primigenio Binomio de Oro?
Barranquilla, Cartagena y Santa Marta tienen clara su vocación. Y nosotros, ¿para dónde vamos? La buena noticia es el manejo equilibrado de las finanzas públicas de la actual administración municipal en contraste con el alcalde anterior que despilfarró, olímpicamente, los $17.000 millones de utilidades que generó la liquidación de TELEUPAR. No hay en la historia de la ciudad una empresa que haya generado tantas utilidades y todavía no se le ha hecho el juicio a Ciro Pupo Castro por semejante latrocinio.
La otra buena noticia es la química que hay entre el Gobernador y el Alcalde de Valledupar. El Gobernador ha entendido que la capital es el Cesar; aquí está la mayor parte de la población del departamento y aquí está el centro de poder de la región.
La noticia preocupante es el déficit que heredó Carvajal de Ciro Pupo y la indecisión del Gobernador para el arranque de algunas obras en la ciudad. Hágale, Gobernador, que si contribuye con la transformación de la ciudad, en la que está empeñado ‘Ava’ Carvajal, usted también será beneficiado de la imagen y de la popularidad que ello entrañará.
Pero, por otro lado, necesitamos definir qué queremos ser. ¿Seguir siendo el nodo de servicios y comercio del sur de La Guajira y del norte y centro del Cesar? ¿Alguna vez hemos pensado en facilitarle la vida a la inmensa cantidad de compradores que vienen a nuestro comercio desde tantos municipios cercanos? ¿Qué sería de nuestra ciudad sin esos clientes? Hagamos un estudio serio y veamos que, mucho más allá de la entelequia de un área metropolitana (que sólo aplica para Valledupar, La Paz y San Diego), la ciudad es el epicentro de las regiones mencionadas y jamás hemos visto esa realidad con ojos empresariales.
‘Ava’ Carvajal es hijo de comerciantes y debería revisar eso con ojo de lupa. Otro concepto al que hay que trabajarle es al de Ciudad Educadora; desde la U.P.C. hemos visto cuán grande es el número de estudiantes, de toda el área mencionada, que llegan a la ciudad. La ciudad debe estimular el regreso de profesionales nativos y atraer a los de otras regiones para mejorar los indicadores de calidad de nuestra universidad; en esto es muy importante el apoyo de la Gobernación. El presupuesto de nuestra alma máter es exiguo y yo no da para más.
Y ahí está el proyecto del Puerto Digital de Valledupar, con un claro reconocimiento a nivel nacional y con estudio de factibilidad hecho por CINTEL, el centro de investigaciones más respetado en Colombia y en toda el área andina en el tema de telecomunicaciones. ¿Por qué tenerle miedo a dicho proyecto cuando ya se cuenta con el apoyo de Telefónica de Colombia para impulsarlo? El solo hecho de contar con un call center que genere 300 empleos directos de entrada va a generar profundos cambios en nuestra ciudad.
No nos digamos mentiras. La ciudad necesita, urgente, una alternativa de desarrollo que nos saque del marasmo en el que estamos.
En la muerte de Don Jorge Dangond Daza, pionero de varias actividades en nuestra región, igual que su hijo José Jorge, el mejor homenaje que podemos hacerle es, precisamente, ser aventureros y ‘embarcarnos’ en el Puerto Digital antes que Barranquilla reviva su proyecto, enterrado por muchos años, del Parque Tecnológico del Caribe.
(*) Gerente de Cesar Digital y Asesor del Consejo Rectoral del SUE Caribe.
stornelli@unicesar.edu.co
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