Jorge Leyva Valenzuela |
10/07/2008
Hace ya varios años Alfredo Gutiérrez dejó boquiabiertos a los germanos en un concurso mundial de interpretación del acordeón en Colonia, Alemania, cuando los arremetió con un merengue lleno de pases vallenatos que al final le dieron una aplastante victoria.
La hazaña la había logrado antes Israel Romero en Estados Unidos cuando El Binomio de Oro era en verdad un binomio, ganaba discos de oro y el destino no nos había arrancado aún de estas tierras bellas a Rafa Orozco.
Pero con el tiempo vinieron los problemas de paramilitarismo y esa admiración de gringos y alemanes, forjada a punta de folclor y poesía se tornó en desconfianza y rechazo. El Cesar empezó a ser visto como cuna de acordeones pero también de violencia. De manera lamentable se dejaron de oír historias de amor vallenato y empezaron a oírse historias de muerte y dolor. Pero no hay mal que dure cien años y el departamento, a punta de inteligencia y fortaleza, ha sabido sacudirse y con la frente en alto ha mostrado una nueva realidad.
Lo primero que hizo bien el Cesar en esta nueva etapa fue elegir un gobernador ajeno al tejemaneje de la política tradicional. Cristian Moreno Panezo, con una campaña fresca y popular sacudió la política local. Fue el candidato de la esperanza y el Cesar lo entendió así. Y ya como Gobernador ha sabido responder. Con independencia y, lo más importante, se fajó un Plan de Desarrollo que le devolvió el prestigio al Cesar dentro y fuera de país.
El Plan tiene un gran componente de derechos humanos que fue todo un acierto. El planteamiento ha sido tan positivo que el primer gran reconocimiento ya se logró. El Plan fue escogido como el mejor en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario según el Ministerio del Interior y Justicia. Esto le valió al Departamento ser tenido como uno de los de mostrar por parte de las Naciones Unidas.
Como si fuera poco, con este reconocimiento los ojos de los gringos se volvieron a posar sobre el Cesar de buena manera. La campaña de Barack Obama, tan crítica con Colombia por el tema de la violencia, ve con buenos ojos que se le dé prevalencia al tema de los derechos humanos. Y también los alemanes. El instituto ‘Max Plank’ de derecho público de la Universidad de Heidelberg, una de las instituciones de mayor importancia internacional y con varios premios Nobel en su haber, ya tienen el tema en su agenda de estudio.
No queda sino felicitar al Cesar por su gobernador y a él por entender que, en el mundo moderno, el desarrollo se mide menos en términos de infraestructura física y más en términos de tejido social. Y el aplauso debe extenderse a la Asamblea que también comprendió esta realidad. Queda mucho por hacer, pero ya está dando frutos el esfuerzo.
En pocas palabras, la frase aquella de “El Cesar te cantaría, todas sus melancolías” volverá a ser de un Gustavo Gutiérrez cantándole al amor y no el lamento de un departamento que mucho le ha dado a Colombia y que, con toda razón, se duele cuando desde otras latitudes lo tratan injustamente.
Todavía se estremece la fría capital con el mensaje que el gobernador Moreno Panezo envió al país “El Cesar se siente en Colombia. Un nuevo aire se respira en nuestra tierra y las notas luctuosas y de triste duelo que hacían llorar nuestros acordeones como testigos de la desesperanza, el miedo y el caos en nuestro departamento, han vuelto a sonreír”. Golazo del Gobernador.
Jorge Leyva Valenzuela
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