Suizos, culpables de reciclar
Por: Redacción Internacional
19 Marzo 2008 - 7:43pm
Foto: Agencia EFE
Suiza está comprando basura a otros países como Italia.A Suiza le está saliendo caro reciclar. Desde el año 2002, cuando las autoridades de sanidad propusieron a los ciudadanos separar los desechos domésticos del cartón, el metal y el papel, la producción de basura se redujo en un 80%. Antes del reciclaje se producían cerca de 500.000 toneladas de basura al año, pero pronto la cifra se redujo a 200.000.
La noticia tendría muy buena acogida en cualquier país, pero en Suiza, no. Resulta que, al tiempo que promovían el reciclaje, los suizos inauguraron una planta de procesamiento de desechos muy moderna: tres hornos, más de 200 empleados y capacidad para quemar más de 350.000 toneladas de basura al año. Hoy los suizos son víctimas de su reciclaje, pues ya no tienen basura para quemar.
Ante la falta de materia prima para la moderna planta de procesamiento de basura, la administración decidió cerrar uno de los tres hornos y despedir a 50 obreros. Aún así, la crisis de la basura no mejoró. La sociedad cantonal de eliminación de residuos (Services Industriels de Genève, SIG) anunció que ante la crisis de basura tendrían que cerrar la planta y despedir a todos sus empleados.
El panorama hizo que la administración tomara una decisión radical: comprar basura. Suiza buscará el escaso producto en Italia, país al que le sobran desechos. ¿Cómo llevarán la basura de un lado a otro? Los suizos, tan organizados como siempre, tienen todo listo para establecer una cadena de transporte de basuras que cruzará la península de abajo arriba. Se trata de cargar entre 40 y 90 mil toneladas de basura fresca por año y subirlas primero en tren desde la punta de la bota hasta la frontera suiza y luego en camiones hasta Ginebra. La región italiania de La Campania produce anualmente 250 mil toneladas de basura y no tiene hornos para procesamiento.
El portavoz de la empresa, Christian Brunier, defendió la iniciativa. Según explicó, ante la avalancha de críticas, sólo admitirán basura fresca. Esto para calmar a quienes creen que Suiza puede convertirse en un basurero de residuos radiactivos, sobras industriales o material médico infectado. “¡Exigiremos conocer de antemano el lugar de procedencia de la basura!”, dice Brunier. “Para lo cual enviaremos equipos de especialistas a pie de obra”, remata. Un grupo de obreros de la planta supervisará el material que se llevará.
La importación de basura italiana no sólo permitiría mantener los tres hornos, sino que dejaría un beneficio de unos 10 millones de francos suizos anuales. Sin embargo, las voces de protesta no cesan. El diputado del Movimiento de los Ciudadanos, Eric Stauffer, afirma que es una vergüenza que Ginebra se pasee comprando inmundicias por Europa. El diputado Guillaume Barazzone se muestra conmovido y agraviado porque “Ginebra se va a convertir en el cubo de basura de Europa”. No saben que desde hace unos años otros hornos importan basura alemana.
Los indignados patriotas suizos dicen que este es un castigo al aseo y diciplina suizas. Por eso ya se escuchan voces que proponen que les pidan a los ciudadanos que regresen a sus viejas costumbres y no reciclen. Que dejen de comportarse civilizadamente. Que abandonen un ecologismo que no hace sino traer problemas a la Administración. Y que contaminen para dar trabajo a las plantas procesadoras de basura.
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Redacción Internacional | EL ESPECTADOR
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